martes, 4 de marzo de 2014

Evaluar: el arte de construir conocimiento significativo por G. Mereles

Pensando un día me puse a pensar, y en ese pensar me pregunte que significa evaluar el pensamiento. Este tonto juego de palabra busca abrir las puertas a una sola y única cuestión: ¿Cómo se evalúa el conocimiento? Como bien resalta la profesora Zapata los idearios varían con el correr de los tiempos, pero no hay que perder de vista que las tendencias no desaparecen en su totalidad. Lejos de eso todo paradigma se compone por un sinnúmero de corrientes que unidas en un todo heterogéneo se vuelve un sólido epistemológico que permite hacer convivir  lo vanguardista, transformador, innovador, pero también –y tristemente-  lo viejo.
De esta forma lo nuevo muchas veces encuentra una mayor apoyatura en lo viejo.
Para darle mayor forma a nuestro análisis, vamos a hacer una resumida pero muy útil definición de lo que –comprendemos-  significa evaluar; entendemos por   evaluar  la acción de  considerar, estimar, calcular y señalar algo. Como podemos notar dicha definición es ambigua y ambivalente, motivo por el cual deja espacio para hacer uso y abuso del acto evaluativo.
Es aquí donde aparece la acción del Docente, es él quien decide que cuestiones poner en juego a la hora de evaluar, siendo su proceder el que estructura formas de estudiar y aprender, ya que los Estudiantes responden  –inconcientemente- a los modelos y tipos de exigencias planteadas por los Docentes.
Es por ello que si la evolución se plantea como una acción concreta en un momento determinado, con un contenido preestablecido y con un método totalmente inductivo, el y los Estudiantes en cuestión reflejaran y reproducirán teles hechos, asistiendo a un conocimiento memorístico, objetivo y simplificador. Y es que se delimita lo que hay que saber, de que manera se debe saber y que cuestiones tienen que desarrollar; induciendo a los Estudiantes a un conocimiento estático, anacrónico, inaplicable y simplista. Pues lo único que pone en funcionamiento es la memoria a corto plazo, motivo por el cual no hay un procesamiento, discernimiento, internalización y reflexión de lo aprendido, en consecuencia no hay conocimiento significativo.
Entonces ¿Por qué los Docentes siguen apelando a este tipo de formato evaluativo? La respuesta es porque lo viejo sigue estando entre nosotros, reteniendo su titulo de proceder honesto, moral y significativo. Su grado de legitimación permite anclar y proyectar tendencias que supuestamente lograr determinar objetivamente a través de un número el saber de una persona.
Nada más alejado de la realidad, pero también nada más acorde a nuestros tiempos; indiferentemente de la bibliografía que refuta dichos postulados, los Docentes se presentan como agentes fieles a un sistema que ya no aporta nada, que nubla la perspectivas analíticas de los jóvenes y que imposibilita la construcción de un saber riguroso y complejo, quitándole el aura al saber científico. 
Por dicho motivo la evaluación debe ser considerada como un proceso ¿Qué significa esto? eliminar el tiempo y espacio determinado, contemplar las problemáticas de los Estudiantes, reconocer sus incertidumbres, marcarles sus  progresos, interponer nuevos desafíos, analizar sus formas de resolución, acrecentar las problemáticas incorporando diferentes dimensiones, detectar la complejidad esgrimida en cada escrito, reconocer y plantear la resolución de hipótesis y  los métodos utilizados para esbozar sus propuestas. En definitiva lo que se busca es que los Estudiantes logren aprehender a aprender, ya que de dicha acción surge lo que hoy podemos denominar un ser libre y pensante.
Por ello es importante que nuestra  acción   considere al otro como sujeto cognoscente, estimando su grado de incertidumbre, pero también su nivel de comprensión y discernimiento, calculando y reflexionando todo lo que ellos entienden es relevante, pudiéndole señalar que el camino a seguir es algo personal, complejo, pero  profundamente gratificante.
Para llevar adelante dicha acción es importante hacer una evaluación inicial; en el los Estudiantes expondrán sus ideas previas, los a priori de cada tema, aquello que le da sustento a su desarrollo cotidiano. Seguidamente se pasa a una evaluación formativa, este paso busca poner en duda dichos saberes, se les interponen problemas que deben ser resueltos mediante un método, lecturas compresivas, formulación de hipótesis, constatación de las mismas, etc. Por último se implementa la síntesis, esta rescata las explicaciones del tema, contemplando su carácter resolutivo. Así la evaluación –comprendemos- se vuelve significativa, relevante y transformadora, adecuándose al modelo paradigmático de la época, pues rompe con el espacio y tiempo determinado, ya que este formato implica que empezamos a evaluar en la primera clase y no es hasta las últimas que terminamos con nuestro proceso.

En síntesis este no es más que una breve pero honesta participación, la cual busca recoger el guante lanzado por la profesora Zapata y sobre el cual buscamos indefinidamente encontrar luz, por ello todo tipo de acotaciones, serán bienvenidas.  
Escrito por Gabriel A. Mereles
Licenciado y profesor en Historia, 
estudiante de licenciatura en Cs. de la Educación,
Un Gran amigo y una excelente persona!

No hay comentarios:

Publicar un comentario