miércoles, 3 de diciembre de 2014

Sobre las palabras, en el cierre de una etapa y el comienzo de otras...


http://delossantosmoralesrosi.blogspot.com.ar/2014/05/marita-rialpura-locura.html

Como ya saben la semana pasada fue de cierre de notas del 3er y último trimestre del año. No podía dejar pasar la ocasión para escribirles, así como ya hecho anteriormente en cada cierre y comienzo de una nueva etapa sea de orientación en este caso, de descanso para quienes ya aprobaron, de exámenes y/o finales (en el último caso para quienes estudian en el nivel terciario, o universitario), u otras que están atravesando mis fieles lectores/as que cada día se van sumando a este blog y por medio del “me gusta” a la fanpage de facebook donde re-publico mis entradas cargadas de popurrí como me han dicho. Entiéndase a popurrí como “mezcolanza de cosas diversas” entre otras acepciones de la Real Academia Española (www.rae.es). Creo que la palabra está acertada en una descripción rápida de este blog ya que pueden encontrar aquí resultados de notas, vídeos, imágenes, comentarios/ reflexiones, avisos, entre otros.
Está vez (y cada vez más) estoy escribiendo con más cuidado porque sinceramente debo reflexionar sobre cada palabra. Lamentablemente he aprendido esto ocasionando algún daño a algunas personas que les pido de corazón disculpas. No tengo excusas, ni mi juventud ni mi inexperiencia en general pueden excusarme de ocasionar un mal alguno, y más siendo docente cuya responsabilidad en mis palabras es el triple o más. Así como recuerdo frases puntuales de los docentes que tuve no quisiera dejar ideas negativas o descalificaciones en la mente de mis estudiantes, de mis colegas y amigos/as (ni hablar en mis familiares cuya opinión valoro enormemente y que también me dejaron ideas o frases que de alguna forma me hirieron en mis sentimientos en algún momento).  
Sé que cuando me leen escribo en forma atropellada, un millón de palabras sin comas ni espacios de descanso. Será que así pienso, por ende escribo como pienso y no significa que siempre esté en lo correcto con mis pensamientos. Muchas veces me excuso diciendo que no tengo tiempo, que tengo ochenta mil tareas, mil hojas para corregir, y toda una serie de excusas para poder escribir sin reflexionar mucho. Sin detenerme a pensar en ¿qué podría pensar el otro al leerme?. Y quizá me confió en que de algún modo me comentará su opinión como ya lo han hecho. Pero sé que hay gente que calla, y que no tiene tiempo para corregirme, para darme indicaciones o sí lo tiene espera que cambie inmediatamente, a la fuerza de la violencia; cuestión que nadie tolera. Una profesora una vez me dijo “la letra con sangre entra”, 

queriendo decir que con esfuerzo desmedido y con presión se aprende. Y a veces sucede como me paso a mí recientemente que se aprende a la fuerza, otras no y esas otras son muchas. Otra gran docente en una charla dijo que el Saber proviene de la palabra Sabor y ciertamente creo que vivimos alimentándonos de las palabras. Sea que provengan de lo que pensamos como también de lo escuchamos. Y existen palabras riquísimas que alientan y acarician el alma como también palabras desafortunadas, violentas, que dejan un sin sabor,una amargura innecesaria muchas veces. 


Quisiera escribir palabras dulces que expresen mi agradecimiento con todos y todas aquellas personas que me brindaron palabras de aliento este año. Y que a veces me expresaron sus ideas con gestos como una sonrisa, una alegría al verme y un placer que fue mutuo. Pero como hoy escuché de un docente que recibió un reconocimiento en la escuela (por 25 años de trabajo); "Les pido disculpas a quienes sea por los motivos que fueran no pudimos hacer un vinculo". Hoy la educación pasa por un prisma de emociones donde se refleja la sociedad donde vivimos en múltiples pensamientos e ideas renovadoras.
Me acuerdo que cuando estaba en el profesorado (¡¡hace muy poco!!) una profesora nos enseñaba que éramos sujetos y el objeto era aquella masa de estudiantes que se encerraba para que pudiéramos enseñarle o machacarle información que bien pudiera conseguir de otros lados. Y hoy creo que esa docente debería actualizarse porque realmente es muy fuerte el primer encuentro en el aula donde todas esas teorías antiguas se quiebran y no terminan sirviendo para nada; porque el objeto es el conocimiento y somos varios sujetos abordándolo; los docentes y los estudiantes que cada cual es un sujeto inigualable en sí, 

y también la institución que es la escuela con sus directivos, sus preceptores, las familias y la comunidad, entrando en juego en esa magia del aprendizaje. 
El Saber lo compartimos, y nos alimenta al igual que la magia que ocurre en la elaboración de las comidas. No se repiten los mismos sabores aunque se siga la misma receta porque existe una diversa motivación en cada día. Y esto deberíamos pensar cuando ingresamos a la escuela: renovar nuestra vocación y nuestras ganas de aprender juntos/as.
Iré escribiendo devoluciones a cada curso en particular y de forma general en una entrada próxima (al igual que las partes siguientes del congreso de cartografía, y/o el recorrido por Rosario que ya les prometí:: Y no olvido!). Pero quisiera cerrar esta entrada con unas palabras de Krishnamurti de su libro “El Arte de Vivir”, que espero lean sin prejuicios religiosos ni expectativas desmedidas sólo con los oídos del corazón:

“¿Es un verdadero estudiante aquél que aprueba exámenes, consigue un empleo y después cierra todos los libros? Ser un estudiante significa estudiar la vida, no solo leer los pocos libros requeridos por tu programa de estudios; implica observarlo todo a lo largo de la vida, no sólo unas cuantas cosas en un periodo determinado. Un estudiante, ciertamente, no es sólo el que lee, sino el que es capaz de observar todos los movimientos de la vida, los externos y los internos, sin decir: “esto es bueno, aquello es malo”. Si condenas algo no lo observas ¿verdad? Para observarlo tienes que estudiarlo sin condenar, sin comparar. Pero toda nuestra educación consiste en comparar. Te estás comparando perpetuamente a ti mismo o a otro con alguien: con tu gurú, con tu ideal, con tu padre, con un gran político y demás. Este proceso de comparación y condena te impide observar, estudiar. De manera que el verdadero estudiante es aquél que lo observa todo en la vida. No sólo es capaz de investigar cuestiones científicas, sino que también puede observar las operaciones de su propia mente, de sus propios sentimientos, lo cual es mucho más difícil que observar un hecho científico” (p.214-215. Editorial Kairos, Barcelona, 1994).


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